"¿Qué vas hacer de tu vida?" (XXXVIII)



         Roberta dejó la casa de Betancourt a las seis y media y llegó a su pieza una hora después. Dejó su abrigo sobre la cama y leyó una nota dejada sobre el velador: “Amiga. Fui a comprar cigarros y a caminar un rato. Ya vuelvo. Isabel”
           A los pocos minutos llegó su amiga.
       - Convídame un cigarro. Tengo novedades que contarte.
      - Ya poh, guachita, pero no me dejes los cuentos hasta la mitad… los quiero con lujo de detalles.
       - Ay Isabelita, esa morbosidad tuya… pero bueno, hoy te podré contar todo lo que pasó con lujo como dices, pero te vas a desilusionar pues no pasó nada de lo que crees. Bueno; llegué a trabajar temprano; hice el aseo, preparé comida como siempre; almorzamos en la cocina y al terminar, subió al segundo piso. La verdad es que me sorprendió. ¿Sabes una cosa? Aldo se las sabe por libro porque nunca hace lo que yo espero que haga. Imagínate: durante el almuerzo hablamos de las noticias, del perro de la señora Gladys que ladra todo el día, de los días nublados,  en fin, tonteras, y yo esperando que me dijera que me veía bien, que estaba linda, no se cualquier piropo y nada. Bueno, después lavé la loza y cuando estaba preparando la tabla de planchar escucho que me llama del segundo piso. No estaba segura si subir, pero bueno, subí. Estaba en la cama recostado…
                - ¿Vestido?
             - Ay, Isabel, contigo no se puede. Claro que estaba vestido. Me invito a ver una película antigua y me recosté a su lado; me tapó con la manta y vimos la película muy acurrucaditos. Después me dijo que me quedará a dormir. Yo le dije que primero teníamos que hablar…
                 - ¿Y?
                 - Hablamos pues.
                 - Pero qué se dijeron poh tonta.


(Continuará)

Domingo 3 de Enero de 2015, 22:00

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