Domingo 26 de Abril 2015, 22:00




El dolor.

       Creo que muchas veces, en cada uno de nosotros, han luchado fe y razón. Cuando tristes acontecimientos nos sacan de la cálida comodidad de nuestras rutinas y nos enfrentan a situaciones dolorosas, intentamos responder a esa  eterna y radical interrogante: ¿Porqué el dolor?
           Ver a niños que sufren por hambre;  personas humildes que se sacrifican diaria y honradamente en un trabajo que apenas les da para alimentar a su familia; repentinas enfermedades mortales que asaltan a personas en la plenitud de sus vidas, catástrofes naturales como las que hemos tenido en el ultimo tiempo, en fin, tanto sufrimiento nos lleva a preguntarnos una y otra vez ¿porqué el dolor? ¿Porqué muchas veces el sufrimiento pareciera ser indiferente para el Dios que,  se supone, nos ama?
            La fe es la respuesta, lo sabemos, aunque en muchas ocasiones es difícil que esa respuesta  nos aquiete el alma. También nos preguntamos, ¿dónde radica la fe?  Pareciera ser que ella reside en el corazón…y ya se sabe que allí donde habla el corazón no es bueno que la razón lo contradiga.
          Llegada nuestra muerte, somos muchos los que, si llegamos donde esperamos llegar y si San Pedro nos diera la oportunidad de estar en presencia de Dios, le diríamos: 
   ¿Amado Padre, nos permites algunas preguntitas...?

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