“Cerrajero” (XXIV)



            Se dirigió al cuarto contiguo;  un gran escritorio de fina madera, probablemente caoba; sobre él, un maletín negro; detrás del escritorio, cubriendo toda la pared, un fina estantería repleta de libros, todos meticulosamente ordenados por tamaño.
            Se quedó mirando el maletín hasta que no resistió indagar su contenido; al fin y al cabo tenia puestos los guantes de goma. Corrió los pestillos, levanto la tapa: no daba crédito a lo que veía: alineados y en rumas, billetes de cien dólares. La visión lo impacto de tal manera que con gran rapidez cerró el maletín y en menos de treinta segundos ya se hallaba bajando las escaleras. Al llegar a su departamento aun no se reponía. Conjeturó que podían ser dólares falsos; no podía ser posible que una cantidad semejante estuviera prácticamente a la vista y sobre un escritorio. Con toda seguridad debía ser una broma, una buena broma. Durante media hora pensó que haría; finalmente decidió volver a subir para verificar la autenticidad de los billetes.



(Continuará)

Jueves 2 de Abril 2015, 23:30

No hay comentarios:

Publicar un comentario