"Robo en la Joyería" (III)


       Miguel sorbió el café y un gesto de disgusto se le dibujó en los labios.
          - “¿Está muy caliente?”
          - “Hirviendo”
           La mujer arqueó las cejas, asomó la lengua mordiéndosela y sonrió.
          -“Que haría si le doy un beso”
            Miguel se siente invadido. Quiere escapar pero no puede, no debe.
            Se le ocurre una respuesta que le parece tonta.
            - “Mejor la beso yo”
      Retira la taza de café y el plato con el croissant a medio comer, mueve la silla hacia atrás; se levanta acercándose a la mujer. Se inclina, la mira de frente, luego baja la mirada y observa la redonda protuberancia que se imprime sobre la blusa; le toma la cabeza con ambas manos mientras ella se levanta. La besa en la boca.
       Siente como la lengua tibia de la mujer rodea la suya. Cuando termina el beso, siente que la mujer le muerde su labio superior.
      - “Le dije que mis mordeduras son deliciosas”
      - “No lo son”
  - “Usted dice que no, pero su cuerpo lo desmiente. Déjeme demostrarle que mi mordedura fue deliciosa”
      La mujer desliza el indice de su mano derecha desde el pecho de Miguel hasta cinturón, introduce el dedo una pequeña fracción entre el pantalón y la camisa y lo jala hacia ella.
     - “Miguel, Miguel, desde que lo vi entrar supe que terminaríamos así…”
    Miguel se sienta en la silla. La mujer comienza a desabrocharse la blusa. La deja en el respaldo de la silla y con agilidad lleva sus manos hacia atrás y suelta el broche del sostén, luego baja el cierre lateral del vestido. La mujer se acerca, entrecruza sus manos en la nuca y lo atrae hacia sí.
     Miguel suelta su cinturón y se levanta.
           Sorpresivamente dice.
  - “¡Ya, ya! Me aburrí, Tamara! ¡Fue más entretenido cuando jugamos al doctor y la enferma!
  - "¡Que eres aburrido Iván. Solo te gusta cuando eres tú quien lleva el pandero!

Jueves 12 de Febrero 2015, 21:45



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