Una nueva vida (III)


    - Buenos días. Vengo por un envío hecho desde la capital a mi nombre.   
     - ¿Su nombre señor?
     - Louis Dubois
   - Déjeme ver. Si. Aquí está. Necesito algún documento que acredite su identidad señor.
      - Aquí está mi carné.
      - Firme aquí.
     Louis disfrutó exagerando la rúbrica. Mientras el funcionario recortaba el talón de recibo conforme, acercó el sobre a sus labios. Por un momento pensó en besarlo, pero se arrepintió. Salió de la oficina de correos y caminó hacia el centro de la plaza. Se sentó en un escaño y lentamente abrió el sobre. Cien mil francos. Cien mil francos, se repetía. Con esa cantidad podía vivir un año al estilo de los viejos tiempos. Sonrío. De pronto, sintió miedo; ¿Y si alguien me robara? Le tomó pocos segundo decidirse. Encaminó sus pasos hacia el final del Boulevard Racine; miró la vitrina de un pequeño local de empeño, el mismo en donde meses atrás había dejado el anillo de diamante heredado de su abuelo. La cantidad le había alcanzado para sobrevivir a duras penas los últimos meses. Entró.
    - Usted dirá en qué lo puedo servir. Ah!, es usted. No tengo buenas noticias. No lo he vendido así es que no puedo darle el saldo pendiente.
      - No, no vengo por el anillo. Mañana vendré y le pagaré por su devolución. Mientras tanto, busco un revólver. Algo liviano, para la defensa.
  - Mire la casualidad, ayer trajeron esta maravilla – dijo el prestamista mientras exhibía un revolver con culata de nácar.
     - ¿En cuanto lo vende?
     - Hagamos una cosa. Se lo doy, y me cancelo el precio del anillo ¿qué le parece?
     - Está bien. Pero no lo venda. Espéreme por lo menos hasta mañana al mediodía.
      - No se preocupe.
      - ¿Se lo envuelvo?
   - No, no. Lo llevaré en el bolsillo de la chaqueta, gracias.
  - Ah…, tenga cuidado. Tiene el seguro puesto, pero lo tengo cargado; en estos tiempos es mejor precaverse.

  - No se preocupe.

(Continuará)

Jueves 19 de Febrero 2015, 22:00

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