"¿Qué vas hacer de tu vida?" (XVII)

            Arturo cambió las monedas por dos billetes de diez mil pesos  y los guardó en su ajada billetera plástica. Caminó hasta el restaurante. Al llegar divisó de inmediato a Verdecito que estaba acompañado de una mujer. Se iba acercando a la mesa cuando su antiguo amigo se levantó.
            -“Compadre, te quiero presentar a mi amiga Francisca” La voz de Verdecito no era la usual; ahora era dulzona y empalagosa. Arturo iba a estrechar la mano de la mujer, pero ella, súbitamente, se acercó y lo besó en la mejilla.
          Arturo alcanzó a ver un gesto de desagrado en la cara de su amigo. Se sentaron a la mesa y pidieron el menú.
          Durante todo el almuerzo Verdecito no paró de hablar, contando anécdotas falsas del  liceo. Arturo solo fruncía el ceño y señalaba no recordar las historias en las que Verdecito aparecía como un héroe; que había sido elegido el mejor jugador de fútbol; que había peleado a combos con el matón del liceo defendiendo a una compañera, dejándolo inconsciente de un solo puñete; que la profesora de artes plásticas se había enamorado de él; que le habían dado un premio de “eselencia” A medida que transcurría la tarde y consumía cervezas, volvía a repetir las historias, agregándole algún condimento que las hacia parecer aun mas falsas.
           De vez en cuando Arturo y Francisca se miraban y sonreían complices, como espectadores de un mal monólogo. Cerca de las seis de la tarde Francisca dijo que tenia que irse. Se despidió de Arturo con un beso y Verdecito la acompañó hasta la puerta del restaurante.
       -“¿Qué te pareció?” preguntó Verdecito.
       -“Bonita. Pero no la pude conocer mucho… imagino que es simpática”
        -“Es re pituca… el papa tiene tres micros; mi sobrino le maneja una maquina…”
        - “¿Y, pasa algo?

        -“En eso estoy: es media escurridiza la cabra…pero es cuestión de tiempo compadre”

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