"¿Què vas hacer de tu vida?" (VIII)

      
             Aunque estaba a punto de cumplir 73 años, la visita de Roberta  lo hizo sentir más joven; la presencia y, sobre todo la mirada de la futura asesora, habían producido una alteración química en el cuerpo de Betancourt. Sentía algo nuevo y extraño; una alegría y entusiasmo que creía perdida. La misma tarde del encuentro, Betancourt decidió que, como el verano ya se anunciaba, iría a comprar ropa acorde con la estación.
            Llamó, como era su costumbre, al radio taxi que solía emplear para ir al consultorio o a cobrar su jubilación.
            Cuando subia por la escalera mecánica del centro comercial, reparó que la mujer que lo antecedía, era idéntica a Roberta. Sobre todo en las piernas. Estaba a punto de llamarla, pero prefirió disfrutar de la visión que se le ofrecía: piernas firmes y agiles y, sobre todo, una espalda flexible que terminaba en el preciso lugar en donde Betancourt fijó los ojos.
       Cuando la mujer dobló hacia la izquierda, confirmó que era ella: Roberta. Pronuncio su nombre en voz baja y sintió de inmediato la extraña alegría que habia sentido esa misma mañana. La siguió a discreta distancia, hasta una tienda de ropa interior. Prefirio no interferir y dejar que el encuentro se produjera espontáneamente.
            Siguió caminando; entró a una gran tienda preguntando por ropa de hombre.
             -“Que tipo de roba busca, señor” dijo la dependienta.
      - "Algo liviano, de colores alegres… deportivo”
               -“Venga, yo le mostraré”
          Betancourt se probó dos tenidas que compró de inmediato, apurándose, para no desperdiciar la oportunidad de volver a encontrarse con Roberta.
          Recorrió todo el centro comercial pero fue inútil. La mujer que comenzaba a poblar todos sus pensamientos, no estaba por ningún lado.
        Finalmente, un tanto desilusionado, entró a un café y pidió un cortado.
       Mientras leía concentrado una noticia, sintió que alguien lo tomaba del brazo.  Antes que pudiese reaccionar, Roberta le dio un beso en la mejilla.
        -“¿Que anda haciendo por aquí don Aldo?”
        -“Comprando ropa. ¡Que gusto verla!

      - “Yo también, pero no le puedo contar qué tipo de ropa” dijo con  abierta picardía.

(Continuará)

Jueves 3 de Diciembre de 2015, 22:30

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