"¿Qué vas hacer de tu vida?" (XXIX)


              Arturo supo de inmediato que, de aceptar, tendría pocas probabilidades de irse.
              - No, gracias.
              - Tome oiga, no sea tímido – dijo la mujer acercándole el vaso al pecho.
             - Le dije no gracias, y no es por tímido.
              La mujer caminó hasta el extremo de la barra y le dijo algo al oído a su amiga que, en ese momento, se pintaba los labios. Arturo buscó a Verdecito, pero no lo encontró. Luego a don Ángel y, cuando se cruzaron las miradas, agitó la mano, despidiéndose. Don Ángel lo miró y no hizo gesto alguno.
              Había subido tres peldaños, cuando sintió que le agarraban el tobillo, por lo que pego un tirón con fuerza: era Verdecito.
                -¿Ya se va compadrito?
             -No huevón, vengo llegando, dijo Arturo con áspera ironía.
              Siguió subiendo la escalera y al llegar al rellano, avanzó por el pasillo sin  mirar atrás.
            Salió del local y caminó lentamente hasta el paradero; esperó un rato y al ver que el bus demoraba, decidió caminar hasta el plan.

            Pensaba que todo lo sucedido era una especie de mal agüero. El amigo de Verdecito era, sin duda,  un traficante y, a juzgar por la mirada que observó una vez que el estrafalario personaje se había sacado las gafas ahumadas, era también peligroso. Recordó los repetidos consejos de su tía Sonia, para que se hiciera de buenas amistades, “dime con quien andas y te diré quien eres” era una de las frases que repetía a lo que él contestaba: " me tiene chato con sus frasesitas tía". También se le vino a la cabeza don Aldo Betancourt y no pudo evitar sentirse culpable cuando recordó que el viejo le daba muy  buenas propinas por trabajos sencillos y ahora él, estaba planeando robarle. Suspiró.

(Continuará)

Viernes 25 de Diciembre 2015, 22:30

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