"Zacarias Zambrano" (I)

 Zacarías Zambrano provenía de una familia acomodada que lo matriculó, siendo muy joven y sin su voluntad, en una escuela militar. Sólo alcanzó a estar año y medio. Años después solía decir, con indisimulado orgullo, que alguna vez había sido alférez.
 La razón del retiro fue su alergia al arroz que le daban tres veces por semana, el que, además,  no satisfacía su voraz apetito. Algún compañero de escuela ha referido que el verdadero motivo fue una pelea con un superior de apellido Zárate, y por una nimiedad: haber derramado la alcuza ensuciando con aceite su uniforme; la golpiza habría hecho que lo invitaran al retiro.
 Pero la salida del instituto militar no le significó mayor frustración. Desde el inicio se había dado cuenta que la vida programada, de la mañana a la noche, no era lo suyo. Lo único que  extrañaría era la actividad física pues era conocido como un corredor veloz a pesar de su apetito voraz.

 Cuando volvió a la casa paterna se tomó unos meses para reflexionar sobre que haría con su vida. Durante aquel tiempo y, como una manera de distraerse, comenzó a ocuparse del inmenso jardín de la casa. Plantaba, regaba, podada. Así fue enamorándose de la jardinería. Las azaleas eran su flor predilecta. Su padre, un próspero comerciante que había comenzado con un discreto bazar, intentaba convencerlo que se dedicara al negocio. “Si no quieres abrazar la carrera militar, no veo otra que te dediques al comercio” le repetía. Sin embargo, lo que al principio fue sólo un pasatiempo se fue transformando en una pasión que lo atizaba cada día.

(Continuará)

Miércoles 28 de Octubre 2015, 21:30

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