Sábado 23 de Mayo 2015, 22:00




San Pedro: una carpa, dos personas. (IX)

Eduardo:

           No entendí la dureza con que me trataste anoche. Te llamé porque, como te dije en el último correo, el escuchar tu voz me tranquiliza. Entiendo que estas pasando un tiempo difícil, pero siempre ten presente que, sin los síntomas de un cuerpo enfermo, yo también cargo en mi corazón una pena grande, desesperación, impotencia y, aunque estoy llena de esperanza, también miedo; miedo de perderte (y no por tu enfermedad)  No sólo eres tú el que sufre con lo que te pasa; tu mamá (la que también me ha dicho que has sido demasiado “seco” con ella; tu hermana, tus amigos, en fin. Pero bueno, no quiero sumar mas latas. Te pido que tengas presente eso: todos los que te quieren lo están pasando mal.
            Mañana  sin falta te envvío lo que me pides. Tu mamá me cuenta que todos los días habla con tu papá y él le informa los avances. Les preocupas que comas poco.
Te llamaré solo cuando me digas que puedo.
Te amo Eduardo, no te olvides de eso.

Claudia.



(Continuará)

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