Hay muchas cosas por las que se debiera agradecer
constantemente. La salud es una: le propongo, querido y fiel lector, hacer un
ejercicio; piense en algún momento de su vida en que haya sentido un fuerte
dolor de lo que sea; muelas, garganta, estómago, huesos o incluso ese malestar
general, pero no por general menos malo, que provocan las gripes. Recuerde como se sentía, su estado de ánimo,
la esperanza de mejorar… Piense que en
este momento, espero, no tiene ningún
dolor que le reclame. Ahora usted está sentado en una cómoda silla,
probablemente fumando (¡ah! ¡como extraño el fumar!), con un tibio café a su
lado o mejor, con una copa de vino o cerveza, tal vez escuchando música, en
fin, cómodo, relajado y sin ningún dolor que le saque de ese estado apacible.
¿Se dio cuenta?: es maravilloso tomar conciencia de que en este preciso momento usted está sano, sin dolores físicos (de los otros, difícil librarnos como diría
E. Cioran). Y bueno, así con muchas cosas valiosas que las damos por hecho pero, que bien pensadas, son bendiciones. Si en este momento tiene hambre, puede
que no tenga que caminar mas de catorce pasos para ir al refrigerador y sacar
algo para comer.
Mañana
temprano iniciará el día con una ducha caliente; se pondrá ropa, tomará un bus
o manejara su automóvil y se dirigirá a su trabajo. Salud, comida, casa, ropa,
trabajo, tantas cosas de las que gozamos sin darnos cuenta que somos grandes
privilegiados: es cuestión de ver las
estadísticas, son millones y millones en el mundo que no pueden acceder a lo
que nosotros nos parece natural. Incluso, es mas que probable, que a sólo un
par de kilómetros de donde estemos haya alguien que en este preciso momento no
tenga nada que comer.
Valorar
lo que tenemos, compartir todo lo que podamos, agradecer siempre, son algunas de
las actitudes que, creo, nos ayudan a comprender que somos mucho mas felices de
lo que creemos, y que por lo mismo, debiéramos pensar mas seguido en los demás.
Miercoles 21 de enero de 2015, 22:46
No hay comentarios:
Publicar un comentario