Querido
Eduardo.
Que
alegría saber que “te das cuenta”. Creo entender bien lo que te pasa. Desde que
te fuiste he estado súper sensible y, aunque no me comparo, también he pensado
cosas parecidas a las que me cuentas. A veces me revelo contra lo que me dicen:
que todo sufrimiento tiene una razón de ser, que es el medio para aprender… la
verdad es que me cuesta entender porqué “el que mueve los hilos” como dices tú, tiene
esas formas crueles de enseñarnos. ¿No habrá acaso una forma
menos dolorosa? Pero bueno, ya estamos en esta; tú y yo, Eduardo. Que no se te
olvide.
Anoche
cuando leí tu correo (a las tres y media am) estaba tan contenta con el
resultado de los primeros exámenes que recién me quedé dormida como a las seis
y media. Por supuesto no fui a la U y me queden durmiendo hasta las once. Después
me fui donde tu mamá; también estaba feliz. Apenas me abrió la puerta me abrazo
y las dos hicimos pucheros sin decirnos nada. Después me dijo algo que iluminó
el día: “Le haces tanto bien a mi hijo…”
Despues saqué a pasear a Corbusier (que está más flaco). Lo lleve al
parque y en un momento se me ocurrió decirle “¿dónde esta Eduardo?. Se puso a
mover frenéticamente la cola y miraba para todos lados…. Ese perro es una
ternura peluda.
Eduardo:
espero que no me lo prohibas, pero te quiero contar algo que decidí anoche
después de leer tu carta. En las
vacaciones de invierno me voy a verte. Mi papá me dice que me paga la mitad del
pasaje y el tío Horacio la otra mitad!!!. Para mantenerme allá me estoy consiguiendo un
trabajo en las tardes. (muy divertido el trabajo..) Si resulta, te cuento (sabes que no me gusta contar
antes pues creo que los planes se chingan cuando se cuentan) Te quiero
preguntar si tu “cold aunt” tendría algún problema para alojarme por unos diez días. Aun falta
mucho, por lo que si crees que puedo incomodarla, buscaré algún “bread a
breakfast” al alcance de mi bolsillo. No
se te vaya a ocurrir decirme que no, piensa que sería en un mes y medio más
(cuando ya haya terminado la ultima serie de terapia) Necesito verte,
acariciarte, mirarte a los ojos, tocarte. El otro día estaba leyendo ese libro
de A. Artaud que tanto te gusta y me encantaron unas líneas que habías subrayado,
decía algo más o menos así: “no es posible que el milagro no estalle…”
Hasta mañana amor mío.
Claudia.
(Continuará)
Miércoles 27 de Mayo 2015, 23:45