San Pedro: una carpa, dos personas. (XVI)




San Pedro: una carpa, dos personas. (XVI)

Querido Eduardo.
Tranquilo amor mío. No te preocupes. La prioridad eres tú. Sólo te pido tener presente que estoy contigo a cada momento. Hace un rato hablé con tu papá y me dijo que has sido muy valiente y que estás dando la pelea. Acuérdate lo que hablamos el otro día: tu mente puede hacer mucho, tanto como los remedios.
Te adoro.
Claudia.

(Continuará)

Domingo 31 de Mayo 2015, 21:30


San Pedro: una carpa, dos personas. (XV)




San Pedro: una carpa, dos personas. (XV)

Querida Claudia.

         Esta segunda fase ha sido mucho más dura que la anterior; me he sentido mareado, con nauseas constantes, débil. No diría que es dolor lo que siento, pero si un malestar general. Hasta duermo sabiendo que me siento mal. El doc me dice que esta tercera ronda es la más fuerte. Lo único que he hecho en estos últimos días ha sido escribir esta carta. No me llames porque no tengo fuerzas para hablar ni para poner en orden mis pensamientos. 
       Te amo Claudia, pero son tiempos difíciles, por lo que espero que entiendas que no es falta de amor, sino un profundo cansancio con todo, conmigo mismo, con la vida. Quisiera que todo esto pasara de una vez, no soporto las incertidumbres aunque sé que si salgo de esta ella me acompañara el resto de la vida.
t.a
Eduardo.


(Continuará)

Sabado 30 de Mayo de 2015, 23:45

San Pedro: una carpa, dos personas. (XIV)



Querida Claudia.

Mañana comienza el segundo tercio, van a ser doce días pegado en el techo y, como te contaba, distante de todo. ¿Te acuerdas del libro que me regalaste para mi cumpleaños? Era  “Confieso que he vivido” de Neruda. Allí relata su experiencia con el opio y recuerda que la sensación es de una serena lejanía de todo cuanto existe; eso exactamente lo que experimento con esos cocteles.
    Anoche, como a las tres de la mañana desperté porque sentí que algo me picaba en la mejilla; era un mechón de pelo en la almohada. Ya me lo habían advertido; consecuencias de la quimio. En la mañana al despertar decidí pelarme completamente; prefiero adelantarme a lo inevitable. A pesar de todo estoy mas tranquilo; aunque no sé si la palabra tranquilo es la correcta; resignado, entregado, let it be.
      Me tiene contento el que hayas decidido venir a verme. Si todo sale bien podríamos ir a conocer el norte de Inglaterra; el doc me dice que es lo mas lindo de la isla y que no puedo dejar de ir pues eso es conocer el corazón de Inglaterra.
  No te preocupes por los silencios que se producen cuando hablamos por teléfono; es difícil para los dos. No hay mucho que decir, salvo la gran palabra en estas circunstancias: esperar, ser paciente, y eso es lo que soy, literalmente.
    Hace tres días que opté por no hacerme mas preguntas; decidí almacenarlas en un cajón de mi cerebro; lo cerré con llave y espero abrirlo cuando este tiempo oscuro pase. Hasta ahora me ha resultado. Solo experimento la emoción que acompaña cada pregunta pero no la conceptualizo;  me he dado cuenta que muchos de nuestro pensamiento, o al menos los míos, van acompañados de una emoción. Esta enfermedad me ha hecho conocerme y, de alguna manera, también conocerte a ti. Y no puedo dejar de decirte: Gracias por todo Claudia, eres lo mejor que me ha ocurrido en la vida.
t. a.
Eduardo.



(Continuará)

Viernes 29 de Mayo 2015, 23:30

San Pedro: una carpa, dos personas. (XII)



Querido Eduardo.

         En la última carta me decías que has pensado en la idea de irnos a vivir a San Pedro. La verdad es que me encantaría, pero…. Sabes que  no soy de las que andan con el vestido guardado en la cartera, pero seria fantástico irnos con un compromiso, y no digo necesariamente “registro civil”, por último algo simbólico. Creo en las ceremonias como hitos en la vida. Salvo eso, sería fantástico. Lo que sí tienes que pensarlo bien porque cuando te recibas, no creo que allá encuentres mucho trabajo como arquitecto. Pero en fin, por ultimo aprendemos tarót y nos dedicamos a  leerlo! Jajaja.
     Ayer te llamé y estabas durmiendo, hablé con tu papá. Estaba muy contento con los resultados. Se ha portado de maravillas y espero que se hayan reconciliado de verdad, de corazón. Tú más que nadie sabes lo bien que se ha portado.
    Mañana presento el trabajo y espero que la vieja bruja lo apruebe; diseñe un libro infantil. La ultima vez casi me tira por la cabeza un trabajo, pero bruja y todo, después me pidió disculpas y me dijo que tal vez había sido un poco dura en la apreciación. Pero en fin, la tipa es buena y sabe.
   Me salió el trabajo del que te había contado. Resulta que la hermana de Carolina, la que estudia veterinaria, sacaba a pasear perros de vecinos, dos veces al día. Como esta estudiando para su licenciatura me ofreció reemplazarla. A mi que me han dicho, así es que desde el lunes seré oficialmente “paseadora de perros” Me pagan a la semana y es el doble de lo que imaginaba.
Hoy te llamaré a las nueve (hora inglesa) y te contaré mas cosas.
Es curioso, pero ahora que estás tan lejos, al otro lado del charco como dicen los españoles, te siento mas cerca que nunca.
Te amo.
Claudia.




(Continuará)

Jueves 28 de Mayo 2015, 21:30

San Pedro: una carpa, dos personas. (XII)



Querido Eduardo.

      Que alegría saber que “te das cuenta”. Creo entender bien lo que te pasa. Desde que te fuiste he estado súper sensible y, aunque no me comparo, también he pensado cosas parecidas a las que me cuentas. A veces me revelo contra lo que me dicen: que todo sufrimiento tiene una razón de ser, que es el medio para aprender… la verdad es que me cuesta entender porqué “el que mueve los hilos” como dices tú, tiene esas formas crueles de enseñarnos. ¿No habrá acaso una forma menos dolorosa? Pero bueno, ya estamos en esta; tú y yo, Eduardo. Que no se te olvide.
         Anoche cuando leí tu correo (a las tres y media am) estaba tan contenta con el resultado de los primeros exámenes que recién me quedé dormida como a las seis y media. Por supuesto no fui a la U y me queden durmiendo hasta las once. Después me fui donde tu mamá; también estaba feliz. Apenas me abrió la puerta me abrazo y las dos hicimos pucheros sin decirnos nada. Después me dijo algo que iluminó el día: “Le haces tanto bien a mi hijo…”  Despues saqué a pasear a Corbusier (que está más flaco). Lo lleve al parque y en un momento se me ocurrió decirle “¿dónde esta Eduardo?. Se puso a mover frenéticamente la cola y miraba para todos lados…. Ese perro es una ternura peluda.
      Eduardo: espero que no me lo prohibas, pero te quiero contar algo que decidí anoche después de leer tu carta.  En las vacaciones de invierno me voy a verte. Mi papá me dice que me paga la mitad del pasaje y el tío Horacio la otra mitad!!!. Para mantenerme allá me estoy consiguiendo un trabajo en las tardes. (muy divertido el trabajo..) Si resulta, te cuento (sabes que no me gusta contar antes pues creo que los planes se chingan cuando se cuentan) Te quiero preguntar si tu “cold aunt” tendría algún problema  para alojarme por unos diez días. Aun falta mucho, por lo que si crees que puedo incomodarla, buscaré algún “bread a breakfast” al alcance de mi bolsillo.  No se te vaya a ocurrir decirme que no, piensa que sería en un mes y medio más (cuando ya haya terminado la ultima serie de terapia) Necesito verte, acariciarte, mirarte a los ojos, tocarte. El otro día estaba leyendo ese libro de A. Artaud que tanto te gusta y me encantaron unas líneas que habías subrayado, decía algo más o menos así: “no es posible que el milagro no estalle…”
Hasta mañana amor mío.
Claudia.



(Continuará)

Miércoles 27 de Mayo 2015, 23:45