El lenguaje
Es notable lo que pueden hacer las palabras; han desatado guerras,
destruido amistades de años, permitido ganar elecciones, iluminado el camino y
desde luego, terminado con grandes
amores.
Las palabras, por sí mismas, no tienen más poder que el sonido con que se
producen, pero una vez que ese sonido entra en la mente del escucha y se
decodifica, puede tomar dos caminos: quedarse en la mente o ir directamente al corazón y es aquí donde está el peligro pues puede construir o destruir un sentimiento.
A veces sucede que
entendemos mal y nos lo advierten; hay veces que la persona que pronunció las
palabras se arrepiente y dice que nunca las dijo. Por eso es siempre conveniente, cuando hay una duda respecto a algo importante que alguien dice,
detenerse y volver a preguntar: ¿qué es lo que dijiste? o ¿podrías explicarme
el sentido de lo que dijiste?
Tal vez por eso definir los términos antes de cualquier discusión es
fundamental. Octavio Paz dice, en un precioso y pequeño libro, que toda crisis política
es también una crisis del lenguaje.
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