Facho y comunacho.
En una visión simplista, se
le llama “rojo o comunacho” a quien, en forma reiterada e insistente, pregona el respeto a
los derechos. En el otro sentido, “facho” a quien, de la misma manera, aboga por
los deberes.
Estas dicotomías han
existido siempre y, por lo demás, son otra manifestación de las numerosas dualidades
que se observan también en la misma naturaleza; día, noche, invierno,
verano, etc.
Los madrugadores y los
noctámbulos pueden discutir sobre qué es
mejor, si la noche o el día. Pero sería ridículo que alguien sostuviera que es
una verdad indiscutible que la noche es mejor y mas agradable que el día o
viceversa. Sin duda ambos tienen su magia y encanto y, de alguna manera, la noche hace que el día exista y viceversa.
Los derechos son
importantes, pero no más que los deberes; puede que en las últimas décadas se haya
insistido más en aquellos por los groseros atropellos que sufrieron una clase
especial de ellos, pero no es menos cierto que quienes los violaron no lo
hubieran hecho si hubiesen obedecido a los deberes que impone el respeto a la
dignidad humana.
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