“Cerrajero” (XXII)


            Subió las escaleras lenta y tranquilamente, incluso deteniéndose cuando oía algún ruido poco común. Al llegar al décimo piso, tampoco se apuró; a paso lento caminó hasta el final del pasillo. Se inclinó e introdujo una de las ganzúas en la cerradura. Esta vez el mecanismo ofreció mayor resistencia y lo obligó a cambiar dos veces de instrumento. Finalmente cedió y la puerta se abrió emitiendo un débil chillido.
            Todas las ventanas estaban con las cortinas descorridas por lo que entraba luz suficiente para inspeccionar. Le llamó la atención el extremo orden y limpieza del comedor; todo en su sitio; una mesa de madera brillante con cuatro sillas alineadas con precisión geométrica, al centro un jarrón con flores de papel; sobre la pared que enfrentaba la mesa un reloj de cuerda del que se podía percibir el tic-tac. Permaneció quieto durante dos minutos con la vista fija en el pasillo que conducía al cuarto principal. Las puertas de los tres cuartos estaban entreabiertas  y no oyó ni siquiera el vaivén de una respiración: tuvo certeza que en ese momento el departamento estaba deshabitado.

(Continuará)

Martes 31 de Marzo 2015, 22:30


“Cerrajero” (XXI)



            La última información que necesitaba era saber si despertaba temprano, pues lo haría ignorando con certeza si acaso estaba o no en el departamento pues al última hora podría haber desistido del viaje; tampoco esta vez falló el conserje: lo usual era que a las nueve de la mañana ya estuviera despierto y vestido.
            El jueves en la tarde compró una linterna un poco mas sofisticada de la que tenía; unas zapatillas de levantarse acolchadas y silenciosas y una bata con amplios bolsillos.
            El viernes intento averiguar si acaso Matamala ya había dejado el edificio pero no se le ocurrió cómo averiguarlo; la suerte estaba echada: lo haría el domingo en la madrugada.
            La noche del sábado le costó dormirse pero finalmente pudo conciliar el sueño cerca de las diez de la noche.
        A las tres y media sonó el despertador, se vistió sin prender las luces; se colocó la bata, cogió las ganzúas que tenia ordenadas sobre la mesa del comedor, probó la linterna y salió del departamento.


(Continuará)

Lunes 30 de Marzo 2015, 02:30

“Cerrajero” (XX)





            Tuvo que apura los preparativos. El martes en la mañana se le ocurrió cómo inspeccionar la puerta. Habló con el administrador comentándole que sería bueno hacer un catastro de las luces faltantes en los pasillos, pues si bien en algunos nadie reclamaba, la falta de luz contribuía a desvalorar el edificio.  Con ese pretexto se dirigió al piso décimo; comprobó que la chapa era la original y que, en principio, no debería tener problemas para franquearla. Cuando llegó frente a la puerta, acerco el oído y pudo escuchar lo que le pareció un comercial de televisión. Midió los pasos para llegar a la escalera; revisó el pequeño espacio para el conducto de la basura (inclinando un poco la cabeza, podía refugiarse ahí en caso de emergencia); antes de bajar al piso noveno, volvió a apoyar el oído en la puerta y esta vez tuvo la certeza: Matamala veía una telenovela mexicana.


(Continuará)




Domingo 29 de Marzo 2015, 22:45

“Cerrajero” (XIX)



 “Cerrajero” (XIX)

            
            El tiempo de estudio se prolongó por casi un mes. Intentó por todos los medios recabar información sobre el personaje, pero no consiguió sino débiles rumores sobre su vida pasada. Había llegado al edificio hacía más de diez años; don Jorge, antiguo nochero, le comentó que cuando llegó, los peonetas del camión de mudanza habían tardado dos días en subir una gran cantidad de muebles antiguos y pesados; que recibía una vez al mes una revista de novedades  electrónicas; que sólo salía hacer las compras de víveres los domingos en la mañana y, lo peor, que nunca se ausentaba por más de diez o doce horas.
            Después de mucho pensarlo, Ricardo se decidió hacerlo con el sujeto adentro. Tenía que arriesgarse; por último lo haría en dos sesiones; la primera, para sólo abrir la cerradura, y la segunda para entrar.
              Pero el lunes todo cambió;  don Jorge le informó que Matamala se iría a Rancagua  el próximo  fin de semana a visitar a una hermana que había enviudado.


(Continuará)


Sábado 28 de Marzo 2015; 24:00