La última información que necesitaba
era saber si despertaba temprano, pues lo haría ignorando con certeza si acaso estaba o no en el departamento pues al última hora podría haber desistido del viaje; tampoco esta vez falló el conserje: lo usual
era que a las nueve de la mañana ya estuviera despierto y vestido.
El jueves en la tarde compró una
linterna un poco mas sofisticada de la que tenía; unas zapatillas de levantarse
acolchadas y silenciosas y una bata con amplios bolsillos.
El viernes intento averiguar si
acaso Matamala ya había dejado el edificio pero no se le ocurrió cómo
averiguarlo; la suerte estaba echada: lo haría el domingo en la madrugada.
La noche del sábado le costó dormirse
pero finalmente pudo conciliar el sueño cerca de las diez de la noche.
A las tres y media
sonó el despertador, se vistió sin prender las luces; se colocó la bata, cogió
las ganzúas que tenia ordenadas sobre la mesa del comedor, probó la linterna y
salió del departamento.
(Continuará)
Lunes 30 de Marzo 2015, 02:30
Lunes 30 de Marzo 2015, 02:30
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