No hay nada mas inútil que oponerse a la naturaleza; esta siempre gana y, cuando se la ha desafiado, gana por paliza. Es lo que ocurre, por ejemplo, cuando se construye sin considerar las crecidas de un río; se inyecta una sustancia para engruesar los labios o, a lo largo de la vida, se ingiere mas alcohol del que nuestro hígado puede soportar.
Un sábado por la noche, de los lejanos años setenta, un grupo de compañeros del mítico colegio Marshall, llegamos, bastante ebrios y de madrugada a la casa de uno de ellos. El padre era un connotado científico y famoso por su inteligencia y sentido del humor.
Al escuchar los ruidos, risas y tropezones que emitíamos al intentar encender una chimenea, bajó del segundo piso y, en el descanso de la escalera nos miró con el ceño fruncido y nos dijo una frase que ninguno ha olvidado: "Dios perdona siempre; los hombres de vez en cuando; la naturaleza... nunca"
Domingo 14 de Junio de 2015. 21: 15
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