Frente al comedor, una terraza de
madera en forma circular otorgaba una vista panorámica a la bahía; en
el declive, comenzaba un jardín con especies de plantas y flores desconocidas en la zona.
Un poco más abajo se apreciaba un inmenso gomero de la india.
Artog había llegado a ese pueblo
costero hacia mas de tres años, pero en todo ese tiempo los habitantes nunca habían obtenido mas información que meras especulaciones; que era un hippie de los
sesentas convertido súbitamente en millonario; un exiliado retornado que había amasado
una fortuna en Polonia; un ejecutivo de éxito que había renunciado a todo para
dedicarse por completo a la pintura.
Recibía pocas visitas y, cuando éstas
llegaban no salían al restaurante del pueblo.
Les llamaba la atención que, teniendo un auto muy moderno, las pocas veces que iba al pueblo a comprar, lo hiciera en una bicicleta desvencijada.
(Continuará)
Domingo 28 de Junio 2015, 23:55
Domingo 28 de Junio 2015, 23:55
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