El único que tenia acceso a la vida
interna de esa casa era don Juan, el jardinero,
pero nadie había sido capaz de sacarle una palabra acerca del misterioso dueño.
Juan era un hombre de pocas palabras y de alguna manera también un personaje
curioso y extravagante. Había sido profesor de matemáticas y luego de un “episodio” había
decidido dejar el colegio en donde había enseñado por más de quince años para
dedicarse por completo a cuidar jardines de las casas de veraneantes santiaguinos.
Al igual que Artog se desplazaba en bicicleta, acarreando su cortadora de pasto,
demasiado grande para su vehículo. Pero no le sacaban palabra, más cuando había
dejado de beber pues el médico le había advertido que la ingesta le gatillaba
los episodios.
(Continuará)
Lunes 29 de Junio 2015, 22:30
Lunes 29 de Junio 2015, 22:30
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