En la mañana, contó mi hermano, llegó a la
intersección de las calles Houston Street con Broadway, en donde estaban
remodelando un pequeño restaurante japonés. Como era muy temprano, decidió ir a
comer un hotdog y tomar una gaseosa en un puesto ambulante situado justo en la
esquina. Mientras comía y observaba a los multicolores transeúntes, oyó un chirrido agudo y gritos. Al darse
vuelta vio cómo un
tranvía rojo corría desbocado fuera de sus rieles y se dirigía directo a la
hilera de personas que, en ese preciso momento, cruzaban la calle. Cuenta que
gritó lo más fuerte que pudo para advertirles, pero fue inevitable que el tranvía arrollara a varias personas; vio que algunas saltaron a tiempo, otras fueron impactadas de
lleno y muchas arrastradas por unos diez metros, hasta que el pesado gigante de
metal se detuvo. Por un momento quedó paralizado, pero al recuperarse de la impresión corrió para ver si podía ayudar en el rescate.
(Continuará)
Lunes 17 de Agosto de 2015, 22:00
Lunes 17 de Agosto de 2015, 22:00
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