Litto Yosse, unos de los pintores mas
importantes de América Latina, nació en una de las ciudades mas australes del
mundo. En una entrevista publicada hace pocos días en la prestigiosa revista
The New Yorker, cuenta que su enamoramiento por los colores comenzó a los siete
años. Sus padres, probablemente aburridos con la monotonía invernal, salían a
pasearlo en automóvil, un enorme Impala. En aquellos tiempos los construían con
la palanca de cambios incorporada a la espiga del volante, con formas
aerodinámicas y asientos en hilera, sin separaciones; el quedaba instalado en
el medio. de los asientos delanteros. Cuenta que esos paseos le permitieron
descubrir las variadas tonalidades y
formas que tienen las nubes en las ciudades australes; los paisajes iluminados
por la luz fría y, en algunos lugares de la costa, el extraño verdor
de las aguas del estrecho de Magallanes.
De vez en cuando, abrigado hasta casi
perder la movilidad, lo dejaban internarse en un bosquecillo donde
descubría, asombrado, el verde único de musgos congelados.
Cuenta
que probablemente fueron los semáforos los que le produjeron el encanto y fascinación por los
colores. En los años cincuenta, en las
esquinas de las calles Colon con Bories de su ciudad natal, estaban instalados dos semáforos, El momento
mágico acontecía cuando el auto en que lo paseaban se detenía. En esos breves
instantes presenciaba la magia. Magia
que no era sino ver la intensidad de sus luces rojas, amarillas y verdes, pero
con un matiz que no ha vuelto a ver en su vida.
Que toda su pintura no ha sido sino un esfuerzo esperanzado de
encontrarlos nuevamente.Viernes 21 de Julio de 2015, 23:59
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