A la
mañana siguiente, Arturo llamó a su antiguo compañero y quedaron de juntarse a
las dos de la tarde, en el mismo restaurante.
Salió
temprano y se fue caminando hasta el centro. Compró el diario y se dirigió a la
misma fuente de soda en donde el día anterior había desayunado y abandonado el
local sin pagar; mientras revisaba los
anuncios de ofertas de trabajo, pensaba una y otra vez sobre la proposición de Verdecito. A
las doce, se dirigió a la plaza y, sentado en un escaño, hizo tiempo entreteniéndose
con las palomas.
Cerca
de la hora acordada fue hasta el restaurante. Al llegar, su amigo ocupaba una
mesa con dos mujeres. Al verlo, Verdecito le hizo una seña para que lo esperara.
A
los pocos momentos, las mujeres se despidieron efusivamente de su amigo.
-“Cómo
está compadre? dijo Verdecito alargando las palabras.
-
“Bien poh. Aquí, con muchas preguntas…”
- “Y
aquí esta su amigo, para desperjarlas po”
-“Lo
primero es respecto a la repartija. Cuanto sería para cada uno..”
- "Mire compadre. Depende: si el dato es suyo, 60 para usted y 50 para mi, pero el
que da el dato es quien entra, si usted, yo lo espero en el auto…”
-
“Mmm. Y cuanto es lo que mas has sacado…”
-“También
depende poh. Mira: el mes pasado me hice
uno, solito, que me dejó tres palos…”
-“Pero
era una bodega… doce computadores
chicos… ; me los pagaron al contado… yo tengo alguien que te compra y te paga
en billetitos…nada de consignación… de una”
- "Mira yo tengo una dato que puede ser bueno. Cuando trabajaba en el condominio
llego un viejito, un dentista jubilado… tenia una casa llena de antigüedades… según
el mismo valían millones… cuadros, esculturas, figuras de porcelana, pipas como
de piedra…, muchas cosas que según él mismo, eran muy valiosas”
- "Mmm, mira el problema con las antigüedades es que no las podis vender aquí,
tení que llevarlas a Santiago o, para mayor seguridad a Argentina, a Mendoza… ahí
te las pagan al tiro"
(Continuará)
Domingo 6 de Diciembre de 2015, 22:30
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