Durante
la conversación Betancourt la miraba con
una intensidad que cualquiera hubiese considerado descarada. Intentó, más de
una vez, rozar su pierna contra la de Roberta, pero el diseño de la mesa no lo
permitió. A pesar de la provocativa conducta
de Betancourt, Roberta no parecía darse por aludida.
En
un momento, ensayando por ultima vez intentar tocar la pierna de Roberta se sumergió
tanto en su silla que le costó incorporarse.
-“¿Se
resbala don Aldo? Estas sillas a veces no las mantienen… tal vez el respaldo…”
-“¿Ah ah? No, no, no. Estoy bien…”
-“Quizá
está cansado y tiene ganas de irse … ¿lo aburro?
-“Roberta,
por favor; esta ha sido una tarde muy entretenida para mi… hacia años… meses
que no tenia una conversación tan agradable…”
- “Don
Aldo, perdone, pero le quiero ser bien franca. Sé que con lo que le voy a decir
tal vez pierda el trabajo que tanto necesito, pero es necesario que se lo diga
para evitar malos entendidos: desde hace rato usted me mira con … me mira
de una manera que no me gusta… me siento acosada…¿esa es la palabra?,
si, acosada. Creo que usted se equivoca conmigo…”
- “Roberta: primero, de verdad, discúlpeme. Pero mire; así como usted ha sido muy sincera, también yo quiero serlo. Para que le voy a
mentir: desde la primera vez que la vi me pareció una mujer muy atractiva. “Para
mi usted es perfecta. A mi edad entenderá que uno no se hace muchas ilusiones…
tal vez he sido muy ingenuo… pero no lo he podido evitar… sus labios, su manera
de hablar, de moverse… usted me atrae mucho, muchísimo… pero nunca intentaría
nada inadecuado…”
“Pues
es una lastima”
“A
ver, a ver: ¿por qué dice que es una lastima?
“No
don Aldo, solo una broma, pero sigamos con la verdad: usted, a pesar de sus años me parece un
hombre muy atractivo también…, pero creo que no es el momento… Don Aldo, apenas
nos conocemos…”
(Continuará)
Lunes 7 de Diciembre de 2015, 23:55
No hay comentarios:
Publicar un comentario