Después de caminar
una hora, llegó a la pensión, entró al baño, y se dirigió a su pieza. Se
recostó sobre la cama, prendió un cigarro y continuó pensando en si valia la
pena seguir con el plan. Don Aldo se había portado bien con él; incluso le
habia regalado mucha ropa, casi nueva. “Toma, llévate todo esto; era de mi hijo,
la he guardado por muchos años, pero ya es tiempo… además Eduardito tenia tu mismo porte, te va
a quedar bien” le había dicho al entregarle una maleta llena.
“Mañana llamo a Verdecito y le digo que no”
(Continuará)
Domingo 27 de Diciembre de 2015, 21:30
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