Roberta
pensó que lo que su amiga esperaba escuchar invadía su intimidad y que, además,
contarle detalles no era necesario.
-“Pero
Isabel, no esperes que te cuente todo con lujo de detalles. Solo te puede decir
que fue maravilloso. Una experiencia que nunca había tenido en mi vida. Todo lo
hizo lentamente, con suavidad, mezclando conversaciones, caricias, juegos y
risas. De verdad que cumplió su promesa: me sentí amada, protegida, valorada.
-“Mish…
de verdad que no me entra en la cabeza que el vie… que bueno, un hombre de su
edad te haya hecho sentir tanto…”
-“Eso
y mas… inolvidable; te diría que lo único que me anduvo asustando un poco fue
lo que me habló al final” dijo Roberta mientras sorbía un trago de agua.
-“Pero
qué te dijo, y dale con contar todo hasta la mitad”
-“Me
dijo que lo único que no quería era que lo engañara, que le pusiera el gorro;
me reí un poco porque no conocía esa expresión: poner el gorro; que era extremadamente
celoso, que haría esfuerzos para no serlo conmigo, pero que era algo que le costaba
evitar. Que si conocía a alguien que me atrajera, se lo dijera de inmediato.
Que no soportaría que lo engañara. Me lo dijo muy serio y con un tono como de
amenaza”
-¿Ha?
Pero el puro tono… ¿no te amenazó?”
- No, pero la forma en que me lo dijo, como
serio, como trágico, me asusto un resto. En ese momento imaginé que tal vez su
señora lo había traicionado, o algo así, porque lo noté como traumado con el
tema”
- Bueno,
tienes que tener cuidad con eso, tu cachai, el femicidio y toda esa onda”
- Si
lo sé, pero eso no empaña nada todo lo bueno que paso hoy…”
(Continuará)
Miércoles 23 de Diciembre de 2015, 23:30
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