Una nueva vida (X)
- ¿Qué color dijiste que te gustaba?
- El
negro. Bueno, jugaré todo lo que he ganado: quinientos mil francos al rojo. O
lo doblo o perderé todo.
La mujer
abrió su boca asombrada; por unos momentos el silencio se volvió espeso. La
bolita parecía no querer detenerse.
- ¡Rojo,
el catorce!
- ¡Un
millón, un millón! No lo puedo creer.
- Y
bueno, hay días y días, dijo Louis intentando dominar el efecto que el golpe de
suerte y diez vasos repletos de ron le producían en su lengua y equilibrio.
Fueron a la caja y cambiaron las fichas. El cajero extendió un cheque.
- Un
millón, señor Dubois. ¡Felicitaciones!
-
Gracias. Ha sido una noche maravillosa, gracias.
- Espero
volver a verte, dijo la joven.
- No te
preocupes, nos veremos seguido dijo Louis, acariciándole la cara mientras
imaginaba la firmeza de los senos juveniles; reparó en un pequeño crucifijo de
oro que brillaba sobre el pecho cobrizo y moteado de pecas.
(Continuará)
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