Una nueva vida (XI)
Al llegar a su pieza, le pareció que la miraba por
primera vez. Se sentó al borde de la cama desecha. Observó el cheque, miró
lentamente cada uno de los seis ceros de la cifra; sacó de su chaqueta el fajo
de billetes que aun tenia y lo depositó sobre el velador. De pronto sintió la imperiosa
necesidad de mirarse al espejo; se incorporó tambaleante y fue al baño. Se miró
por largos minutos y recordó su infancia; las peleas con su padre; las lágrimas
de Laura implorándole que no la dejara; las tantas veces que algún policía lo
había despertado en la playa después de una noche de borrachera.
Lo invadió un sentimiento de soledad, desamparo y tristeza. Sintió un súbito calor en todo su cuerpo. Cerró los
ojos con fuerza. Pensó en el crucifijo dorado. Quiero comenzar una nueva vida,
pero no aquí – se dijo, mientras dos gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas.
Sacó del
desvencijado botiquín el revólver, puso el caño en su mentón y apretó el
gatillo.
Fin
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