Volvió a su
departamento fumando un cigarrillo tras otro. Fue a la cocina y llenó una copa
de vino hasta el borde y fue al balcón. Repaso una y otra vez lo que había
ocurrido y todo, salvo la diminuta luz verde que había observado frente al
escritorio, le pareció normal. Al fin y al cabo no había sacado mas que cien
dólares y, aun, sin quererlo sino llevado por la circunstancia. Si acaso
Matamala se hubiese dado cuenta del billete faltante, ya se sabría; y, por otro
lado ¿cómo un jubilado podría justificar esa cantidad? Además si los que llegaron se hubiesen dado cuenta de su presencia....“Basta; si sigo especulando, se abren infinitas posibilidades” pensó.
La semana
transcurrió normalmente. Llegaba del trabajo y pasaba a conversar con el
nochero de turno para ver si había alguna novedad. Recién el jueves se atrevió
a preguntar si algún residente se había quejado. Nada.
El viernes llegó
temprano y, después de cinco días inactivo, volvió a sacar su colección de
chapas antiguas y el maletín con sus herramientas y ganzúas. Se entretuvo hasta
la madrugada cerrando y abriendo cerraduras.
(Continuará)
Lunes 6 de Abril 2015, 23:30
Lunes 6 de Abril 2015, 23:30
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