Volvió su escritorio y, como pocas veces sucedía, lo
esperaban tres clientes. Los escuchó distraídamente y sólo les pidió que
volvieran en una semana con los antecedentes solicitados para estudiar la
factibilidad del crédito.
Cuando entró al edificio no pasó a
saludar al conserje, como era su costumbre; sólo miró de reojo y comprobó que
una de las estudiantes del 702 conversaba animadamente con don Jorge.
Al entrar al departamento no prendió
las luces; fue directamente a la cocina, abrió el refrigerador, lo miró como
hipnotizado y lo volvió a cerrar. De la repisa sacó la botella de ron, llenó un
vaso y fue al balcón. Respiró hondo mirando el cielo y sintiendo el viento frio
del invierno; prendió un cigarro y en dos largos sorbos, acabó el vaso.
El
efecto del alcohol no se hizo esperar; al poco rato sintió que su preocupación
era absurda y exagerada; que si lo
hubiesen denunciado ya habría pasado algo, mas todavía si aquella luz verde que
había alcanzado a divisar frente al escritorio de Matamala hubiese sido una cámara
de seguridad; con una prueba irrefutable como esa ya lo habrían detenido; al
fin y al cabo ya había transcurrido casi una semana de la “visita”.
"Tranquilo, no pasará nada y si, pasa, ya veremos.." se dijo.
(Continuará)
Viernes 10 de abril 2015, 23:45
Viernes 10 de abril 2015, 23:45
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