“Cerrajero” (XXXI)



            Volvió  su escritorio y, como pocas veces sucedía, lo esperaban tres clientes. Los escuchó distraídamente y sólo les pidió que volvieran en una semana con los antecedentes solicitados para estudiar la factibilidad del crédito.
            Cuando entró al edificio no pasó a saludar al conserje, como era su costumbre; sólo miró de reojo y comprobó que una de las estudiantes del 702 conversaba animadamente con don Jorge.
            Al entrar al departamento no prendió las luces; fue directamente a la cocina, abrió el refrigerador, lo miró como hipnotizado y lo volvió a cerrar. De la repisa sacó la botella de ron, llenó un vaso y fue al balcón. Respiró hondo mirando el cielo y sintiendo el viento frio del invierno; prendió un cigarro y en dos largos sorbos, acabó el vaso.
          El efecto del alcohol no se hizo esperar; al poco rato sintió que su preocupación era absurda y exagerada;  que si lo hubiesen denunciado ya habría pasado algo, mas todavía si aquella luz verde que había alcanzado a divisar frente al escritorio de Matamala hubiese sido una cámara de seguridad; con una prueba irrefutable como esa ya lo habrían detenido; al fin y al cabo ya había transcurrido casi una semana de la “visita”.
        "Tranquilo, no pasará nada y si, pasa, ya veremos.." se dijo.


(Continuará)

Viernes 10 de abril 2015, 23:45

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