Caminó hacia el banco mirando una y otra vez la notificación que le habían entregado. Al llegar, saludó a todos con una sonrisa y se detuvo en el rostro de cada uno de sus compañeros, como si los mirara por primera vez. De pronto recordó muchas comidas de navidad, cumpleaños, almuerzos de despedidas o bienvenidas con la gente que se iba o integraba al banco. Pensó en que, a lo más, le quedaba un par de meses de trabajo; que, a pesar de todo, don Nicolás lo apoyaría, pero que de Santiago recibiría la orden de finiquitarlo. Tuvo ganas de adelantarse a los acontecimientos y despedirse ese mismo día.
Al llegar a su escritorio su teléfono sonaba.
“¿Cómo estás Ricardo? ¿Cómo te fue?
“Bien Gloria, la audiencia es para la próxima semana”
“Ya. Yo te voy a acompañar. Después me dices el día y la
hora para pedir permiso…
“Gracias amiga...”
Sábado 18 de Abril 2015, 20:30
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