Entreabrió
la puerta y asomó la cabeza: nada. Caminó sin apurarse por el pasillo y bajó
las escaleras. Al llegar a su departamento buscó en el velador una pequeña lupa
que ocupaba para analizar las muescas de llaves. Observó detenidamente el
billete de cien dólares y no tuvo duda: era auténtico.
Estaba intranquilo; recordó que el mismo momento que escuchó las voces de las personas que salían del ascensor, diviso una pequeña luz
verde en la pared que enfrentaba el escritorio. “Si hubiese sido alarma, habría sonado” pensó
mientras se quedaba dormido. No durmió bien.
A la
mañana siguiente, volvió a examinar el billete.
Pensó en ir esa misma noche y devolverlo; el conserje había dicho que Axel Matamala volvería
el lunes en la mañana, por lo que aun le quedaba una noche más.
Después
de almorzar caminó hasta el muelle Prat y pasó la tarde mirando el ir y
venir de los botes que paseaban turistas por el puerto. Volvió a su departamento pasadas
las seis de la tarde.
(Continuará)
Sábado 4 de Abril 2015, 23:30
Sábado 4 de Abril 2015, 23:30
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