Giulio sólo atinó a sonreír. Sin duda era una broma, una muy buena
broma; pero ¿de quién? Sharam no era de ese estilo; sus amigos chilenos menos.
Salió del hotel para respirar un poco de aire fresco. Compró un
periódico en el kiosko de la esquina y volvió a entrar.
Se
sentó en el mismo sillón que le daba una buena perspectiva para apreciar la
llegada de la misteriosa Twiggy Duncan, su supuesta esposa.
Durante
un largo tiempo leyó el periódico mirando la recepción y viendo el lento
transcurrir de las horas.
A
las tres y media volvió a preguntar.
“¿No
ha llegado la señora Duncan?”
“No
señor, pero tengo el recado a la mano, apenas llegue se lo daré, no se preocupe
por eso…”
Giulio
se paseó por el amplio lobby del hotel. Cuando regresaba a su sillón vio entrar
a una mujer muy rubia, alta y delgada que lo miraba con una amplia sonrisa caminando
hacia él.
“Hola amor. Me atrasé sólo cinco
minutos… ¿porqué no me esperaste en la habitación…? Te compre una camisa
preciosa para mañana. Va a estar el Rector, tus antiguos compañeros…quiero que
te veas como un príncipe…”
(Continuará)
Lunes 14 de Septiembre de 2015, 21:00
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