Giulio
no pudo articular palabra.
“Algo
te pasa, te conozco”
“Si
se lo dijera, no lo creería” dijo Giulio.
“¿Porqué
me tratas de usted?
“Por
que no la conozco”
“Mmm,
subamos a la habitación y allí me cuentas que pasó. ¿Me ayudas con estas
bolsas?
Caminaron
hacia el ascensor; luego de apretar el botón quedaron mirándose hasta que la
tenue campanilla electrónica anunció la llegada al piso veinte.
Apenas
entrar Giulio reconoció su terno extendido sobre la cama. La mujer extrajo de
una bolsa una camisa, aun con su plástico protector, y la puso encima de la
chaqueta.
“Qué
te parece? Creo que con la corbata verde te verás precioso. ¡Pero porqué esa
cara! Cuéntame, que te pasa”
Intentaré
ser lo mas breve posible; “ Mi nombre es Giulio Leporetti, tengo 59 años;
trabajo, desde hace 27 años trabajo como investigador en el ámbito de la física
cuántica en la Universidad de Princeton, Estados Unidos. Llegué a los 33 y allí
conocí a mi mujer, Sharam Bitta, una japonesa residente con quien tengo tres
hijos. Vine a Chile después de 25 años para mostrarle mi país. Hoy en la mañana
salí de este hotel para visitar mi casa de infancia. Al llegar comenzaron a
suceder cosas extraordinarias; la primera, es que pude entrar y vi a mi madre a
los veinticinco años; me vi a mi mismo a los siete. Las imágenes que tengo son
como extraídas de un sueño. Luego salí y me vine al hotel; al pedir mi tarjeta
me informan que la habitación está desocupada desde hace tres días. La
recepción verifica y me dicen que mi habitación es la 2105 y que mi mujer se
llama Twiggy Duncan. Eso.
(Continuará)
Martes
15 de Septiembre de 2015, 21:00
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