Al llegar al lobby el temblor había cesado.
“Vamos a sentarnos y conversemos” dijo Giulio.
“Estoy muy nerviosa”
“Tranquila. Ya pasó..."
Se sentaron en una mesa y pidieron dos jugos de melón.
La mujer respiró hondo y tomó la mano de Giulio.
“Mira, no sé qué te ha pasado, pero al igual que tú, te contaré tu historia: Te graduaste como
medico aquí en Chile; trabajaste dos años en un hospital, pero pronto te diste
cuenta que tu vocación era investigar. Ganaste una beca y te fuiste a estudiar
al NIH de Betheseda, en Maryland. Por entonces tenias treinta y tres años. Nos
conocimos en una recepción que daba la Embajada de Chile en Washington. Yo
había vivido aquí porque mi padre trabajaba en la Embajada. Después de dos años nos casamos. Durante los
años siguientes te dedicaste de lleno a la investigación y estuviste a punto de
ganar el nobel de medicina, pero un investigador asociado presentó un trabajo
tuyo a su nombre y .. bueno, mejor olvidarlo. Tenemos tres hijos; Peter, John y
Mary. Les pusiste así porque era un grupo de música que te gustaba. Peter vive
en Australia y es un Ecologista; John es un pintor hippie que vive en Virginia;
Mary se caso con un alumno tuyo y hace un año nos hizo abuelos.
Hace tres meses recibiste una invitación de la Universidad
Católica pues te querían hacer un reconocimiento por los aportes que has hecho
a la investigación de el mal de Hodgkin.
Llegamos a Chile hace tres días, el viernes es la ceremonia
en que se te reconoce; hoy saliste temprano y fuiste a ver tu casa de la
infancia. Volviste diciéndome que no sabias quien era yo. Eso”
(Continuará)
Jueves 17 de Septiembre de 2015, 23:55
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