"Mala Venganza" (III)



     Casi al llegar a la esquina sintió un extraño presentimiento; mal presentimiento que se confirmó cuando, al doblar, no divisó su auto querido. Comenzó a correr en dirección al grifo amarillo, pues delante de él se había estacionado un  enorme camión que le obstruía la visión.
    A medida que se iba acercando, su rabia crecía con cada paso que daba. La certeza la tuvo cuando, en el espacio que se suponía estaba su auto, solo pudo ver una gran mancha de aceite sobre el pavimento.
   Miró en busca de algún cuidador o transeúnte que le diera alguna información, pero no había nadie en los alrededores, sólo un par de quiltros jugueteando, indiferentes. Comenzó a sentirse mareado y con nauseas. Escucho que alguien le hablaba.
    “¿Que le pasó amigo?”
   “Dejé mi auto estacionado aquí en la mañana y no está. Era un amarillo con dos franjas negras ¿Sabe algo?
    “Si lo vi, pero hace como dos horas. Lo más probable es que se lo hayan pelado, si  aquí roban día por medio compadre. ¿Cóoomo se le pudo ocurrir dejarlo por estos lados. Pero ¿sabe?, dése unas vueltas, en una de esas los ladrones todavía andan cerca…”

     Sin despedirse Pablo Montoya comenzó a correr en dirección a Pedro de Valdivia.

(Continuará)

Lunes 1 de Septiembre de 2015, 20:30

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