La
mala costumbre comenzó a las pocas semanas de nacer. Paquito tenia apenas ocho
meses cuando sus padres repararon que, a pesa de tener sólo encías, no dejaba de morder cuanto objeto se le
acercara.
La
costumbre siguió en el jardín infantil. En varias oportunidades las tías
les comunicaron que su hijo tenia la obsesiva costumbre de comerse las uñas. Al
principio buscaron ayuda en calmantes pues un psicólogo les sugirió que podía
tratarse de ansiedad, pero los fármacos no dieron resultados. Después le remojaban
los dedos en un compuesto de ají y otras especies picantes; luego optaron por
parcharle los dedos con cinta adhesiva, nada: el habito era imposible de
erradicar.
Cuando
Paco alcanzo la edad de dieciocho años, era un joven feliz y optimista pero sus
dedos habían disminuido a menos de la mitad. Cuando entró a la Universidad
comenzó a usar guantes para ocultar la manía que le había granjeado el
sobrenombre de caníbal.
Al
finalizar sus estudios de Ingeniera, sus brazos llegaban hasta el codo. Cuando
se casó era definitivamente manco del brazo derecho y del izquierdo solo
quedaba un muñón deforme.
Al
cumplir setenta años el cuerpo de Paco no era sino una afilada dentadura.
Sabado 24 de Octubre de 2015, 23:55
No hay comentarios:
Publicar un comentario