Cuando Iván tenia apenas siete años sorprendió
a su tío, imitándolo; pronunciaba “como está mi sobrino regalón” con la misma
entonación cerrada, levantando las cejas exageradamente, tal como lo hacia el
hermano de su madre.
A los diez años, sus profesores le pedían que imitara al
director del colegio o a algún compañero y, entre medio de carcajadas, lo
aplaudían largo rato. Para Iván era un don: no se esforzaba mucho pues captaba
muy rápido los gestos y peculiaridades características de cualquiera. Pero
además de la reproducción casi exacta del tono de voz y del gesto, duplicaba
con una fidelidad sorprendente las frases mas típicas del imitado. Poco a poco
se fue haciendo habitual que a las fiestas que lo invitaban concluyeran con una
seguidilla de imitaciones y algunos chistes.
A los veinte años
comenzó con una obsesión que terminó con su equilibrio: intentó imitarse a si
mismo. Pasaba horas frente al espejo intentando copiar sus gestos mas característicos,
exagerándolos. Se grababa y escuchaba su voz buscando las entonaciones
mas relevantes. Después de muchos intentos, mostraba sus resultados a los mas
cercanos pero nadie podía identificar quien era el personaje. Frustrado, volvía
una y otra vez a practicar frente al espejo; volvía a grabarse y escucharse,
pero sin resultados.
A medida que pasaban
los años, los cercanos comenzaron a notar cambios notables en su personalidad,
al punto que la frase mas repetida de sus parientes y conocidos era: ¡Ya no
eres el mismo! ¿Qué te pasa?
Tanto era el cambio
que en el lapso de algunos años, su piel morena comenzó misteriosamente a
cambiar su pigmentación por una más clara; la boca y los dientes crecieron y el color de sus ojos café mudaron a
verdes.
Una tarde de sábado en que se celebraba su cumpleaños pidió la palabra
y se dirigió a todos sus parientes, amigos y conocidos repitiendo una y otra
vez la frase: “yo soy otro, yo soy el otro” La crisis se desató y tuvieron que
internarlo. Después de seis meses de terapia y remedios se recuperó pero nunca
mas fue capaz de mirarse al espejo. Tenia pavor de encontrarse con otra
persona.
Lunes 26 de Octubre de 2015, 21:30
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