Mientras
la mujer, sentada frente a la ventana que da a un pequeño jardín, teje una
bufanda interminable, el marido la abraza por detrás y piensa en todos los años
que han compartido. Cierra los ojos y la vuelve a ver con su pelo negro y
brillante. Sonríe al recordar los dos hoyuelos que se le formaban cuando sonreía.
Ella se inquieta y dejando un palillo sobre su falda, le acaricia su mano
envejecida.
¿Qué
pasa, viejito?
Nada,
solo que me parece que el tiempo ha pasado demasiado rápido.
Sí,
es verdad pero ¿no sientes que ahora nos estamos aproximando a un lugar en
donde no habrá tiempo?
La
muerte, dices.
Si.
La muerte. Me pregunto si después que ocurra nos volveremos a encontrar.
Estoy
segura. Y me volverás a acariciar la mejilla buscando los hoyuelos que se me
formaban cuando reía.
¿Cómo
sabes en que estaba pensando?
Porque
nos estamos aproximando al lugar en donde no habrá tiempo y lo sabremos todo.
Miércoles 21 de Octubre de 2015, 19:00
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