Cuando se asomó a la ventana se dio cuenta que ya estaba
amaneciendo. Había pasado la noche pensando en lo que le diría cuando la viera,
anotando en su pequeña libreta cada idea que se le iba ocurriendo. Era hora de
poner orden. Veintidós años esperando decir cosas que nunca se había atrevido y
ahora, ese ansiado momento, llegaría en una hora más. Se duchó y se vistió con lo que consideraba
su mejor tenida. Salió del departamento y caminó las cuatro cuadras que lo
separaban del paradero. Sintió alivio cuando vio que el bus venia vacío. Caminó
por el pasillo y se sentó junto a la ventana. A los pocos minutos oyó la
melodía de llamada entrante. Miro la pequeña ventana del celular y se alegró al
comprobar que era ella. Por unos momentos dudó acaso contestar pero el deseo de
escuchar su voz fue más fuerte.
¿Que qué me pasó? Nada, voy en camino. Pero cómo que era ayer….? Si hoy es viernes y tu viajabas el
sábado…
Que estás en Lima?
¡Ah nooo!
Domingo 25 de Octubre de 2015, 21:00
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