Pedro
se despierta mareado. Sabe que ya no es el de siempre; algo ha ocurrido con su
cuerpo. Mira al lado izquierdo de su cama y se asusta al no ver la presencia de
Isidora. Ella es la mujer que lo ha acompañado por más de cincuenta años. Acomoda las almohadas en el respaldo y mira la ventana abierta. Entra una suave
brisa marina. Se pregunta si sigue casado, o si Isidora huyó con el arquitecto
que fue su primer novio hace ya tantos años. Trata de recordar lo que ocurrió la noche anterior. No
puede. Mira el velador y se sorprende por la cantidad y los colores de tantos remedios. Se le desprende sólo una lagrima que recorre su mejilla. Escucha ruidos extraños provenientes
de la cocina. Siente un dulce olor a tostadas con mantequilla. Alguien sube por la escalera.
Una mujer, de pelo blanco y con una bandeja en las manos se asoma en el umbral de la puerta.
Pedro está casi seguro que ella es Isidora. La mujer lo mira con una sonrisa y
dice:
“Feliz
aniversario amor mío”
Pedro cierra los ojos y da gracias por aun tenerla y reconocerla.
Pedro cierra los ojos y da gracias por aun tenerla y reconocerla.
Viernes 20 de Noviembre de 2015, 23:55
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