Se sentaron en unas cómodas sillas y por algunos momentos se
quedaron en silencio admirando el paisaje.
“Mira Tazio, ¿ves esa montaña con un quiebre en la cima?
Hace un mes la subí y pase la noche ahí.
En la mañana, despues de desarmar la carpa, miré el valle y pensé: ¿quién vivirá
allá? Y mira, ahora estoy precisamente en una de las casas que observé… a veces la
vida tiene premoniciones extrañas…”
“Si, es verdad. Sabes una cosa; aunque te estimo como amigo
y tengo los mejores recuerdos de nuestro paso por la Escuela, el motivo por el
que estés aquí no se debe a que se me haya ocurrido a mí; fue Zenobia, quien al ver
una foto en que sales vestido de uniforme, comenzó a preguntarme por ti. Le
conté brevemente tu historia y lo de tu pasión por la jardinería. Y bueno,
insistió en que te quería conocer.
“Es muy simpática tu hermana”
“Mira, en el sentido biológico Zenobia no es mi hermana. A
ella la adoptaron mis padres cuando tenia cinco años. Ella pertenece a un
pueblo aborigen Mexícas, los Yahumaras, y al quedar huérfana de unos trabajadores
de la finca de mis padres, decidieron adoptarla”
“¿Ella lo sabe?”
“Si, siempre, desde niña se le dijo la verdad”
“Es que es una mujer preciosa; su pelo negro azabache, sus
ojos, la intensidad de su piel… la verdad es que me ha impresionado"
“Me alegro mucho. Pero además te voy a decir algo que te va
a sorprender. ¿Sabes que está estudiando ella?
“¿No pues, dime?”
“Botánica”
Fin.
Viernes 6 de Mayo de 2015, 23:00
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