Bobby Martínez estaba a segundos de salir a escena. Miró por
ultima vez su dorada trompeta. Se
inquietó al no ver los reflejos que producían en ella las luces que
oblicuamente se colaban tras bambalinas. Cuando escuchó las ultimas notas del
clarinete del grupo de jazz que lo precedía,
tuvo la certeza que algo malo iba a ocurrir. Pensó en cambiar el tema
escogido para comenzar y así, alterar,
de algún modo, la seguidilla de
acontecimientos que, estaba seguro, se desencadenarían durante su actuación.
Pensó en “Take Five” pero no lo había tocado hace años; luego “Yellow
Submarine” tema que también desechó.
Cuando el presentador
lo anunció alargando su nombre exageradamente, tuvo la certeza que moriría y
que aquella seria su ultima aparición.
Entregado a su
destino, salió al escenario sentándose en el taburete; miró al pianista y,
moviendo la cabeza de arriba abajo, dijo: “ un, dos, tres, ahí vamos…”. Infló
sus pulmones y comenzó a tocar con toda la fuerza que acicatea el miedo a la
muerte que sentía inminente. A los pocos segundos se dio cuenta que esa pasión
con que estaba tocando, alejaba la intuición de la certeza fatal. Durante la
actuación, cambio el repertorio por uno mucho más exigente sabiendo que esa
fuerza con que tocaba era un amuleto contra el fin.
Fin.
Domingo 8 de noviembre de 2015, 22:00
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